Valorarnos para ponernos en valor
¿Cuanto tiempo te dedicas al día? Estamos inmersos haciendo mil cosas, pensando en otras mil y solemos dedicar poco tiempo a parar, simplemente respirar y conectar con nosotros mismos.
Quizás pienses que esto no es prioritario para tu carrera profesional. Y sí que lo es. Para ponernos en valor hemos de valorarnos y la primera muestra de que nos valoramos es escuchándonos.
Practicar diariamente autoescucha es una muestra de respeto hacia nosotros mismos, nos permite empezar a conocernos mejor, tener claridad sobre lo que deseamos y planificar nuestras acciones.
El reto es aceptar sin juzgar lo que nos decimos. No juzgarnos, criticarnos, ni machacarnos sintamos lo que sintamos. Eliminar los “No debería estar enfadado”, “No puedo permitirme estar triste”.Ver cómo estamos en realidad y aplicarnos autoempatía.
La autoempatía es la capacidad para conectar con nuestras propias emociones, sean las que sean. Tomar consciencia de cómo nos sentimos: alegres, tristes, enfadados, con miedo, amorosos, cansados, esperanzados, tensos….
Y descubrir qué necesidad hay detrás las emociones que estamos sintiendo para poder buscar la mejor manera de satisfacerlas.
Todo ello lo conseguimos a través del diálogo interno.
Diariamente hacernos preguntas como estas, añadiendo nuestro nombre al final:
- ¿Cómo estas “tu nombre”?
- ¿Cómo te sientes “tu nombre”?
- ¿Qué quieres “tu nombre”?
- ¿Estas haciendo lo que quieres hacer “tu nombre”?
- ¿Qué necesitas en este momento “tu nombre”?
Te propongo que crees tu propia lista de preguntas. Y que busques un momento cada día para hacértelas.
Puedes si quieres para hacerlo más fácil, escoger solo una pregunta.
Por ejemplo yo me preguntaría: “¿Qué quieres ahora Cristina?”.
Y me contestaría internamente “Inspiración para que este post sea claro”.
Confiar en uno mismo
Un de los bloqueos profesionales que aparece con más frecuencia en los procesos de coaching y en las formaciones es el de que la persona no conoce sus propios talentos.
Vivimos en una sociedad en la que se nos enseña antes a reconocer los defectos que las virtudes.
Seguramente si te pido que hagas una lista de tus 10 mejores virtudes, talentos y fortalezas, tardas más que si te pido que hagas una lista de tus 10 áreas de mejora.
Si quieres pruébalo. Cronometra el tiempo que tardas en hacer cada una de las listas.
¿Cómo puedes confiar en ti si no eres consciente de tus capacidades?
Capacidad es el conjunto de condiciones, cualidades o aptitudes, que permiten el desarrollo de algo.
Tus capacidad te permiten conseguir y lograr lo que te propones.
Tus capacidades determinan tu potencial profesional. Por eso es muy importante que reflexiones sobre lo que eres capaz de hacer, qué cualidades y aptitudes has ido desarrollando a lo largo de tu experiencia profesional y vital.
Las capacidades no solo las desarrollamos en el trabajo. Con las experiencias que la propia vida nos brinda vamos desarrollando nuestras capacidades.
Por ejemplo, si eres padre o madres, seguramente has desarrollado una serie de capacidades, como la escucha activa, la empatía y la improvisación, que antes no tenías o las tenía en menor medida.
El potencial profesional son aquellas cosas que puedes llegar a hacer en tu vida profesional gracias a tus capacidades.
Durante mucho tiempo se ha pensado que el potencial venía determinado solo por el nivel de estudios. Por los conocimientos técnicos adquiridos. Pero en un mundo tan cambiante, estos conocimientos quedan caducados en dos días.
Hoy en día el potencial profesional viene determinado por:
- La capacidad de aprender y aplicar rápido
- La capacidad de arriesgarse a cometer errores y corregirlos rápidamente
- Y por la capacidad observar el entorno y tomar decisiones para adaptarse a él.
La buena noticia es que la propia vida nos ofrece cada día miles de oportunidades para desarrollar todas estas capacidades y seguir aumentando nuestro potencial profesional.
Sólo es necesario poner atención en la propia vida. La vida es el mejor Máster del mundo.
Para tener una mayor claridad sobre tu potencial profesional actual pueden ayudarte estas preguntas:
- ¿Qué puedes hacer ahora gracias a las últimas experiencias que has vivido?
- ¿De qué eres capaz ahora en comparación con hace un año?
- ¿Qué has sido capaz de superar?
- ¿De qué logro ten sientes orgulloso?
- ¿A quién pude ayudar lo que has aprendido?
- ¿Cómo pueden ayudar tus últimos aprendizajes a tus compañeros, a tu empresa, a tus clientes?
Los seres humanos tenemos una cualidad espectacular para conectar con el Máster de la vida. Esta cualidad se llama resiliencia.
La resiliencia es una cualidad que tienen algunos objetos de mantener su forma a pesar de recibir golpes. Como por ejemplo una pelota.
En nosotros la resiliencia puede definirse como la capacidad de superar momentos difíciles, (los golpes que nos da la vida, crisis, pérdidas, conflictos…), sin perdernos a nosotros mismos.
Sin perdernos a nosotros mismos significa continuar siendo nosotros mismos, respetar y valorar nuestra esencia, nuestros valores y respetando lo que estamos llamados a dar, a aportar a la vida.
Si quieres un ejemplo de resiliencia te recomiendo que leas a Victor Emil Frankl un médico austriaco que sobrevivió al varios campos de concentración. Su libro se titula “El hombre en busca de sentido”
Los seres humanos tenemos una capacidad infinita de sacar lo mejor de nosotros mismos sean cuales sean las circunstancias que nos rodean.
Y ese es nuestro potencial. Ganarse a uno mismo sean cuales sean las circunstancias porque podemos escoger cómo queremos vivir lo que estamos viviendo.
Leyenda sobre la sabiduría
Para acabar te comparto esta leyenda que conecta con tus capacidades y potencial a través del autococimiento.
Cuenta la leyenda:
«Que los dioses se reunieron para esconder la sabiduría, pues el ser humano se iba a degenerar y no era recomendable que la tuviera en sus manos pues solo se destruiría más rápido y lograría realizar daños muy grandes. Pero era necesario que estuviera al alcance de gentes preparadas para que hicieran buen uso de ella.
– Se levantó el Dios de las aguas y dijo: «Escondamos la sabiduría en el fondo de un océano, en una caverna submarina y pongamos un monstruo marino a resguardarla, ahí nunca la encontrará». Uno de los Dioses adelantó el futuro -dice la leyenda- y se encontró con la sorpresa de que el ser humano haría guerras en el fondo de los océanos, y que si la sabiduría estaba ahí, en que manos iba a caer, no era pues buen lugar.
– Se levantó -en la asamblea- el dios de la tierra y dijo: «Escodamos la sabiduría en las entrañas de la tierra, ahí nunca se le ocurrirá buscar», nuevamente se adelantan al futuro y se dan cuenta que el ser humano haría perforaciones en todos lados, por codicia, buscando minerales, piedras preciosas, etc. Y qué tipo de ser humano encontraría la sabiduría, tampoco era buen lugar.
– Entonces habló el dios del aire y dijo: «Escondamos la sabiduría en la más alta montaña, donde jamás pie humano ha llegado», se adelantan al futuro y ven que el ser humano por orgullo trataría de conquistar las más altas montañas, gente así tampoco era recomendable que la encontrara.
– Hablaron de decenas de lugares, más ningún lugar era seguro, por fin uno dijo:
«Escondamos la sabiduría dentro del mismo ser humano, ahí no la buscará, sólo el que tenga puro y noble corazón se le ocurrirá buscarla en ese lugar».
Todos los dioses estuvieron de acuerdo, y desde entonces la sabiduría esta ahí…»
Te doy al bienvenida a la maravillosa e interminable aventura de conocernos a nosotros mismos. Disfruta del viaje!